29 de septiembre de 2010

Son abortistas, no feministas

Es corriente ver personas que tienen oscuros intereses e intentan esconderse en máscaras que muestren rostros más simpáticos y atractivos. Cabe pues, desprender a los adversarios de su amable fachada, para que la sociedad descubra sus auténticos objetivos y reaccione, impidiendo alcanzarlos.

Como defensores de la vida, uno de nuestros rivales más acérrimos son las defensoras del aborto que se autodenominan feministas, que reclaman el aborto como un derecho de la mujer.

Desarmarlas es sencillo, si se ven sus incoherencias. Claman el poder elegir, pero no tienen ideas ni propuestas para aquellas mujeres en dificultades que deseen tener a su bebé, pues decir sí a la vida, ¿no es elegir? Pero más allá del nacimiento, no piden poder elegir su educación, reclamando escuelas concertadas o el cheque escolar y asisten impasibles como Educación para la Ciudadanía adoctrina a los niños, quitándoles su libertad como madres de educar a sus hijos según sus convicciones.

Puede parecer chocante, pero no lo es. Si no han pensado nada de esto, es porque esos proclamados derechos y ese feminismo no son más que una bonita fachada, que esconde el deseo de poder abortar sin restricciones.

22 de julio de 2010

El precio del Plan E

El verano pasado, cuando el paro crecía poco menos que en vertical, Zapatero nos sorprendió con una de sus mayores medidas, el plan E. Este consistía en un fondo de unos 8 mil millones y que se distribuyó entre los ayuntamientos de manera proporcional a su población y este, con ese dinero encargaba en obras en el municipio con la condición de que todas esas obras debían estar finalizadas antes de fin de año.

Según el propio Zapatero, estas obras debían dar un impulso a la economía, dinamizándola y corrigiendo la tendencia, dando una salida a la crisis. Sin embargo, mucho pensamos que el verdadero objetivo no era económico, sino político. Encargar trabajos por una alta suma y durante un pequeño período, haría que fuera necesaria una gran cantidad de mano de obra, haciendo que los datos del paro bajara temporalmente (recordemos los famosos brotes verdes) y llegar a las elecciones europeas con cifras macroeconómicas mejorasen sus resultados.

El resultado ha sido que los alcaldes debido a la premura, han gastado ese dinero, muchas veces en proyecto que aportan poco o nada y que solo en algunos casos muy concretos como mejorar accesos para beneficiar el turismo o el comercio, hacen algo para levantar la economía y crear riqueza y empleo.

El precio de este plan E, populista y despilfarrador, es que un año después el ministro de Fomento ha anunciado que por los recortes que ralentizarán y paralizarán la construcción de grandes infraestructuras como carreteras y trenes de alta velocidad, que reforzarían la competitividad de la economía española mejorando las comunicaciones y el transporte de mercancías, uno de los talones de Aquiles de nuestra economía.

En resumen, dejaremos de tener infraestructuras que nos ayudarían a tener unos productos más competitivos y facilitarían la exportación, pero por ese mismo precio hemos tenido grandes obras que nos han beneficiado mucho, como la que puedo ver desde mi ventana: unas líneas de circulación que se veían perfectamente, pero que se repintaron dando un aspecto reluciente y que hoy vuelven a tener el mismo aspecto desgastado de antaño.

16 de febrero de 2010

Un PPC fuerte puede cambiar la política catalana

Las encuestas dan al Partido Popular un ascenso en Cataluña, un ascenso que puede ser mayor viendo la evolución del voto en España y que Alicia Sánchez Camacho se va asentando en el partido. Ello, unido a la subida de CIU hará inviable una reedición del tripartito. Un aumento mayor, combinado con la bajada que esta sufriendo ERC, podría impedir el gobierno nacionalista CIU-ERC.

Como dice Alberto Fernández Díaz, el PP puede tener la “doble llave” en Cataluña: impedir el gobierno tripartito y el nacionalista. Además en una hipotética sociovergencia (CIU-PSC), al ser la tercera fuerza, seria el primer partido de la oposición y presionaría para frenar los excesos nacionalistas.

Pero no solo se trata de impedir mayorías, un PP fuerte puede hacer cambiar a los grandes partidos en Cataluña, CIU y PSC. Los convergentes tienen dos rivales naturales en espectro político: por un lado el PP y por otro los republicanos. Un PP débil, sin rumbo e incapaz de robar votos a los contrarios, provocaría que Convergencia, por cálculos electoralistas se radicalizara en busca de los votos de Esquerra, mientras que las perdidas serian mínimas. Pero un PP sólido, capaz de de ser una alternativa, provocaría que CIU recuperara la centralidad para evitar un gran trasvase de votos en el sector más moderado. Algo parecido pasaría con los socialistas, que debería optar por la misma estrategia para evitar que derrumbara el cinturón rojo, su principal granero de votos.

Además de frenar el nacionalismo, esta fortaleza beneficiaria a todos los catalanes, ya que forzaría una renovación de la política catalana. La ausencia de crítica y los lemas fáciles (STOP a la dreta, Junts podem derrotar al PP, por poner dos ejemplos) han permitido que, personas con escasos méritos y cualificación, hayan llegado a puestos que les hubiera sido imposible alcanza en otras condiciones. Me refiero a personas como Montilla, Saura, Puigcercós y otros, que ocupan algunos de los mayores cargos sin tener estudios superiores. Tener más cobertura mediática y llegar a más personas, haría que se escogiera a personas más capaces y se evitaran derroches para evitar descalabros electorales.

En conclusión, podemos cambiar mucho más de lo que pensamos. Por ello, hemos de darlo todo para conseguir el máximo bienestar de los catalanes.